Las historias de éxito que se publican a continuacion, cuentan con el
consentimiento y permiso de la persona que quiere compartir su testimonio y experiencia en RENACER.
En mi infancia tuve mucha carencia de afecto, nunca recibí palabras de aprobación y valoración. Me convertí en una persona muy insegura de si misma y a sentir que era todo un fracaso. Esta falta hizo que buscara el amor en el lugar incorrecto; me case a los 18 años creyendo que recibiría el amor que nunca tuve, pero para mi sorpresa se convirtió en un infierno. Por muchos años sufrí violencia doméstica y llegó un punto de tanta desesperación, que hasta intente quitarme la vida. Busqué ayuda en Renacer y pude descubrir las raíces de mis problemas y el ciclo en el que había entrado. A través de la consejería aprendí a amarme a mi misma, entendí que Cristo me amo primero y que me persigue constantemente con sus lazos de amor. Soy feliz, me siento segura de la persona que soy y disfruto de la vida, desde los detalles hasta las grandezas. Gracias Renacer por abrir mis ojos al amor más grande!
Me fui de la casa a los 15 años, desde ahí empezó mi adicción a las drogas. Me casé y en vez de mejorar mi situación, empeoró más. Por mucho años sufrí violencia doméstica; esto me llevó a luchar con baja auto-estima y a la co-dependencia. Con él que en ese entonces era mi esposo, juntos comenzamos a consumir drogas. Muchas veces estuve al borde de la muerte, me hundí en depresión y por consecuencia, perdí la custodia de mis hijos; éste llegó a ser el dolor más grande de mi vida. En el momento más oscuro, Renacer llegó a mi vida. Ellos me acompañaron por mucho tiempo, sus oraciones me cubrieron en mis momentos mas débiles y sus consejos afirmaron mis pasos cuando ya no podía seguir adelante. Ahora estoy completamente libre y puedo decir con toda seguridad que Yo Soy Renacer!
Cuando llegué a Renacer mis problemas eran muchos. Sentía gran tristeza, luchaba con baja-autoestima y esto me llevaba a tener pensamientos de auto-destrucción. La falta de perdón me consumía, no tenía las fuerzas para perdonar ya que la falta era muy grande. La soledad se convirtió en mi mejor compañera, estaba en un túnel muy oscuro donde no podía ver la luz. Pero Renacer llegó como una luz resplandeciente, donde pude obtener la vida de Dios en mi. A medida que iba tomando consejería fui sintiéndome más segura; empecé a experimentar esperanza, amor, perdón y la paz que sobrepasa todo entendimiento. Renacer me hizo sentir que estaba en un lugar seguro, en un lugar lleno de la luz de Cristo. Renacer se convirtió en el puente del antes y el después de mi vida; por eso estaré siempre muy agradecida.
Si pudiera describir mi vida antigua en unas palabras seria SUCIA y TRISTE. Si pudiera describir mi carácter seria ENOJADA, ORGULLOSA y llena de IRA. Yo crecí en una familia demasiado desorientada en lo que era Dios. A mí me enseñaron a adorar a un Dios en una cruz, muerto y sin vida. Ir a la iglesia era más un hecho religioso que una experiencia viva y de transformación. Mis padres eran alcohólicos y me maltrataron mucho. Sus vidas era discusión y peleas, no pasaba un día sin que se dañaran el uno al otro. Nunca me demostraron amor, por lo tanto crecí sin saber lo que era tener el amor de un padre y una madre. Yo era mi mejor compañía. Yo aprendí como calmarme en las situaciones difíciles…sola yo, sin nadie. Cuando tenía entre 7 y 12 años abusaron de mí sexualmente. Por la soledad que viví y el dolor de mi trauma empecé a tener problema y adicción sexual. Por 5 años fui a psicólogos para tratar la herida del abuso, pero honestamente eso nunca me ayudó, al contrario me afectó más. Por todo lo que pase me volví una persona llena de ira, resentimiento y odio. Mi vida se había tornado en un caos y cuando no pude más decidí intentar buscar ayuda una vez más, pero esta vez lo hice en una consejería Cristiana. Como una cita divina llegué a Renacer. Empecé asistir a terapia, y honestamente me sorprendí mucho. Nunca había asistido a una terapia donde empezaran la sesión en oración primero. Este lugar tenía algo diferente, tenia vida. Me dejaron como tarea el comenzar a desarrollar una relación con Dios a través de la Oración y lectura de la Biblia. Las dos primeras semanas no lo hice, pero sí realmente quería cambios en mi vida me tenía que someter a Dios primero. Una de las cosas que me dejaron muy en claro en terapia fue que tenía que desarrollar genuinamente una relación con Dios ya que aunque fuera a terapia cada semana, si no desarrollaba mi caminar con Dios esto no iba a funcionar. Y eso hice, me sometí a Dios. Todos los días empezaba mi día en oración; mi closet se convirtió en un altar para Dios, allí me entraba con mi biblia en la mano y oraba. Honestamente al inicio no sabía cómo orar, pero llegué a entender que orar es hablar con Dios. Desde que empecé a buscar de Dios y a entender que El primero me buscó a mí, que me ama y que su mayor deseo es estar conmigo, comencé a dejar todos los malos hábitos sexuales que había practicado por mucho tiempo. El me dio las fuerzas y con toda sinceridad puedo decir que llevo 5 semanas sin hacer esos hábitos de pecado y me siento bien. Aprendí, con la ayuda de Dios, a controlar mi ira y el enojo. Cada vez que voy a explotar corro al closet y hablo con Dios. Renacer hizo en un mes lo que los psicólogos con todo su conocimiento humano no pudieron lograr en 5 años. Todavía sigo en proceso, un proceso largo, donde algunas veces tropiezo, donde algunas veces no quiero ni orar, pero de algo si estoy segura, que El que comenzó la buena obra en mi la perfeccionará. Ahora sé que Dios tiene todo bajo control y que puedo ser honesta y transparente con El; ya no tengo secretos todo se lo pongo en sus manos y confiadamente me acerco a El aún en esos días más bajos. Todavía sigo en terapia, pero estoy aprendiendo mucho, eso sí se los aseguro. Por el momento no puedo dar mi nombre pero les comparto lo más importante de mí, una parte de mi testimonio y de mi proceso. Gracias Renacer por ser parte de mi historia!
Alguna vez han escuchado sobre el proceso que tiene que pasar la mariposa para poder
ser hermosa y de colores deslumbrantes?
Al principio es una simple oruga, un gusano, al que no muchos encuentran de buen parecer. Pero para llegar a ser mariposa tiene
que pasar por algo que se llama metamorfosis. Así me sentía yo… Muchas veces me pregunté "por qué tenía que pasar por tanto
sufrimiento? Por qué yo, cual es el propósito?"
En mi vida he pasado por muchas cosas, desde el rechazo por parte de mi padre, la falta de amor en mi familia, hasta cadenas
generacionales de brujería, abusos, soledad, entre otros. Después al crecer y conocer a Cristo creí que ya había pasado todo,
pero entonces me enfrenté a la traición de una iglesia, dominio, mentiras, engaños, y mucho más. No tenía la confianza de
decirle a nadie lo que me estaba pasando, hasta que Dios hizo que se destapara la caja de mentiras. Los últimos meses en esa
iglesia fueron de enfrentamientos, reuniones, disciplinas, y gritos. Al final Dios me permitió salir de ahí, pero sin antes
tener el rechazo de varios miembros, pastores, y los que se llamaban ser mis amigos. Lo único que decía era “no vuelvo a
confiar en una iglesia”, y sentía que tenía todas las razones para dejar de adorar a Dios. Le pregunté muchas veces por qué
permitió todo eso, pero había un silencio de Su parte, bueno por lo menos así yo lo sentía. Por casi 2 años estuve tratando
de encontrar una iglesia pero en ninguna me sentía cómoda, había puesto una barrera que no dejaba que nadie se me acercara,
no les creía cuando me decían te quiero, o que Dios tenía muchos propositos para mi. En esos momentos quería gritarles, “de verdad? Y entonces
porque tu Dios permitió todo eso?”
Pero mejor callaba y al llegar a mi casa lo único que hacia era llorar, quejarme, y no quería ver a nadie. Ahí es cuando el
enemigo se aprovechaba y me gritaba que yo era la culpable, que dónde estaba mi Dios.
Finalmente llegó una respuesta a mi vida. No fue como lo esperaba, pero fue lo que Dios usó para llevarme a un cambio total.
Hace un año en Octubre me dio un ataque de pánico. Mi cuerpo comenzó a temblar y se puso frio, mi corazón palpitaba a toda
velocidad y mi mente estaba llena de pensamientos negativos que incrementaban mi temor. En este tiempo de tanta incertidumbre
Dios trajo Renacer a mi vida. Al comenzar con la consejería se abrieron varias heridas del pasado, pero que eran necesarias
para llegar a la raíz de lo que causó el pánico en mi. Fueron sesiones de muchas lágrimas, de recuerdos no gratos. pero
entonces se comenzaron a tornar en respuestas, en esperanza de que podía ser libre y llegar a convertirme en lo que Dios me
había llamado a ser.
El siempre se encargará de poner a las personas correctas en el tiempo perfecto. Ahora puedo decirte que estoy en una iglesia
que amo, rodeada de gente que me ama y sé que Dios me ha puesto ahí.
Ahora gracias a El, y con la ayuda y sabiduría de Estela (consejera de Renacer) puedo decir que soy libre, y puedo volar.
Y aún Dios sigue escribiendo mi historia. Estoy infinitamente agradecida con Renacer ya que fue el puente hacia mi completa
restauración.
Gloria a Dios por eso!
Mi versículo lema es Josue 1:9
De Víctima a Victoriosa
Son las 12:05 am, y aún sin poder dormir, y esta no es la primera vez que estoy en esta situación. Lo único diferente es que en esta ocasión, estoy escribiendo este pequeño testimonio, esperando que pueda ser de bendición para ti.
Más de 15 años pasaron para que yo pudiera darme cuenta de que el enemigo estaba usando el que yo fui víctima de mucho abuso, decepciones, engaños, y mucho más, para manipular mis sentimientos. Todas estas experiencias desagradables hicieron que yo pasase de ser víctima a manipular y a querer controlar todo.
El ser víctima causó que se levantarán muchas barreras de las cuales las personas que me dañaron se quedaron detrás de esa barrera, deteniendo cualquier dardo e incluso cualquier muestra de amor que pudiera venir de otra persona.
A la mejor puedes estar pensando, “Bueno, ese muro es la mejor decisión, ya nada ni nadie me dañara” y eso es lo que a muchas personas nos pasa. Pero te digo algo, eso lo único que hace es detener las bendiciones, la libertad y el amor de Dios y de los que nos rodean.
El ser víctima crea en nosotros el hábito de cuidarnos hasta de nuestra propia sombra, y le abre la puerta al temor de ser rechazada o herida. De igual forma, nos pone en una cárcel espiritual en la cual la soledad, la ansiedad, la depresión se toman de la mano para entonces seguir creando una cadena en nosotros y llevándonos al punto de temer a todos y a todo.
Hace un año sucedieron cambios que afectaron muchas áreas en mi vida. Pero la que más que me afectó fue que me convertí en una víctima en todo momento. Esto se refleja en todo, y cada vez que algo o alguien se acercaba a mí, automáticamente me repetía que, por haber sido víctima, los demás tenían que respetar eso y tratarme con mucho cuidado.
Esa posición de víctima rápidamente creó un hábito que afectó mi forma de pensar, de sentir, de contestar y de vivir. Todo me afectaba, si me miraban, si no me miraban, si me amaban o no, era una lucha constante el pensar que por ser víctima tenía que tener un trato especial.
El ser víctima aleja hasta el más espiritual, porque es como si estuviera llena de curitas en todo el cuerpo, esperando a que todos las vean para entonces decir, “ah pobrecita hay que entenderla”; pero también el decir: “que pereza soportar, mejor me alejo”.
Como víctimas hacemos que los demás sufran con nosotros, los hacemos sentir responsables de algo que ellos no fueron responsables. Eso amigo(a), está mal, muy mal.
Pero por la gracia de Dios puedo decir que he pasado de víctima a victoriosa por medio de aquel que me salvó, Jesucristo. Y ya me imagino que pensaran “Pero las personas cristianas no pasamos por eso”. Error…. Cada uno de nosotros estamos expuesto a estas situaciones. El ser cristianos no nos limita, más bien nos habilita para poder pelear la batalla y aprender en medio de ella.
Ayer mientras caminaba 3 horas para poder llegar a ver una cascada, que por cierto resultó en ser un paisaje creado por Dios hermoso, y relajante; muchas cosas pasaban por mi mente. Entre ellas el temor de no saber si íbamos por el camino correcto, o el que saliera un oso, o incluso que cayéramos por el precipicio. Nadie sabe la batalla que llevaba por dentro entre proseguir el camino que no me mostraba un final, un camino lleno de obstáculos, rocas, y alturas impresionantes.
En ningún momento encontramos letreros que dijeran: “Ruta equivocada”, u otro que dijera “Ya casi llega”. Por fin llegamos a una hermosa cascada, y me dije “¿qué tal si me hubiera rendido?” Me hubiera perdido de ver algo tan hermoso. Y amiga eso pasa mucho al ser víctimas. Muchas veces por todo el camino recorrido, nos damos por vencidas porque no podemos ver más allá de lo que está frente de nosotras. Algunas caminamos rodeadas de neblina donde lo único que podemos ver son nuestros pies. Pero tenemos que continuar, necesitamos salir de esa cárcel espiritual y quitarnos los curitas de nuestra alma, mente y corazón. Permitir que sanen las heridas para poder llegar a la fuente de vida, al que nos sanará, restaurará y usará cada cicatriz para dar testimonio de su grandeza.
Las motivo a que le permitan a Dios que las guie para que puedan experimentar libertad, sanidad y restauración de todo su ser. Sigamos adelante ya no como víctimas sino como victoriosas, disfrutando de lo que Dios tiene para cada una de nosotras, porque sus promesas son eternas… y El siempre cumple sus promesas.